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Pedro Rodríguez, con su última propuesta para la Exposició del Ninot. / LP

El artista Pedro Rodríguez plantó su última falla este ejercicio en Vall de Laguar, ya que aprobó una oposición de subalterno de la Generalitat y está trabajando en un centro de menores. Para 2023 no firmará ninguna falla y ya no se dedicará a tiempo completo a esta artesanía.

Ahora da un paso más y quiere reducir el almacenamiento de piezas en sus naves, por eso, ha lanzado la propuesta de ofrecer la venta de dos centenares de moldes de su propiedad a compañeros.

Algunas de las fallas infantiles crecidas por el artista Pedro Rodríguez. / LP

"Tengo unos mil moldes guardados, la mayoría de escayola y algunos de fibra de vidrio, pero llega un momento que me tengo que deshacer de algunos y aunque los considero como mis hijos, no tengo más remedio", comenta Pedro Rodríguez.

Afirma que prefiere ver "si algún compañero se lo quiere quedar antes de que tenga que deshacerme de ellos y que acaben en un contenedor", por eso advierte que se trata de moldes "para aquellos que aún creen en la rentabilidad y sostenibilidad del cartón".

Y es que recuerda, que antes era un proceso masivo crear los moldes, tirar de cartón, juntar las piezas y lijar y ahora, desde que está el corcho, se usa menos, a pesar de que este último es más contaminante, si bien sirve para acortar procesos y diseñar piezas en 3D y hacer corte láser.

De los mil moldes que posee, pone al servicio de los compañeros unos 200, pertenecientes a unas ocho fallas. Algunos de los moldes que se pueden adquirir pertenecen a fallas como las de Especial que hizo en la plaza de La Merced, incluso con la que consiguió un segundo premio compartido con Convento Jerusalén, donde se ve a una pareja de niños dándose un besito o el molde de la primera falla de especial que hizo para Reino de Valencia-Duque de Calabria. "Y también el molde de la figura de ET a la que di forma en casa porque estaba de aprendiz".

Incluso afirma que "no descarto un día hacer un rastrillo, como el que suelen hacer los americanos, para que la gente pueda venir. En definitiva, se trata de buscar un nuevo hogar para los moldes y darles más usos".

No hay que olvidar que Pedro Rodríguez comenzó en 1988 haciendo fallas infantiles. Su primera plaza fue Arzobispo Olaechea-San Marcelino y ha plantado 21 fallas de Especial en infantil (dos en Ceramista Ros, once en La Merced, dos en El Pilar y seis en Reino de Valencia). Además, logró un segundo premio en Especial infantil en La Merced que fue compartido con Convento Jerusalén.

Cabe destacar que no es el único artista fallero que ha buscado un nuevo oficio, ya que compañeros como José Luis Pérez Ballester está ahora en una empresa creativa especializada en escaparatismo y moda, y Óscar Villada hace un alto en el camino ya que su trabajo principal es en un laboratorio de creación de colores para el sector gráfico.

En cuanto a la 'limpieza' de talleres de artistas, hay que recordar que hace unos años otro compañero, José Barea, que vendió la nave porque se iba a jubilar, tuvo que acabar tirando moldes antiguos y más modernos a un contenedor porque no encontró en ese momento comprador. "Luego a los días me llamó una señora interesada, que se los quería quedar todos, pero ya fue tarde. Y todavía tengo maquinaria guardada por si algún día interesa", comenta Barea.